Fuente: El Peruano
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Foto: Senasa Perú |
El Poder Ejecutivo busca así revertir esta situación al considerar que la agricultura en el Perú es básica y milenaria, por lo que requiere de un apoyo permanente por medio de políticas concretas y programas de desarrollo para favorecer a los 2.26 millones de agricultores que existen en el país.
Por ello, la política gubernamental en este sector tiene cuatro grandes objetivos. El primero es el crecimiento y el empleo, para incrementar y diversificar la oferta y la demanda de productos y servicios ligados con la agricultura, con mayor uso de tecnología y productividad media incrementada. La segunda meta es lograr la inclusión social de aquellos agricultores en situación de pobreza, buscando fortalecer sus capacidades para generar ingresos en forma autónoma, promoviendo la igualdad de oportunidades, la movilidad social y el rompimiento de círculos viciosos de pobreza en el interior de territorios y entre generaciones.
En cuanto a la seguridad alimentaria, como tercer objetivo, se busca asegurar que todas las familias, grupos sociales y territorios tengan acceso pleno, seguro y sostenible a alimentos nutritivos e inocuos en forma estable y permanente. Por último, el Gobierno pretende que la sostenibilidad ambiental y de la agrobiodiversidad adopte un manejo sostenible, adecuado, con valorización de los activos agrarios estratégicos y de la agrodiversidad en los distintos territorios.
Sin duda, se trata de una política ambiciosa porque el objetivo central, a mediano y largo plazo, es lograr el incremento sostenido de los ingresos y medios de vida de los productores agropecuarios, sobre la base de mayores capacidades y activos más productivos, y con un uso sostenible de los recursos agrarios en el marco de procesos de creciente inclusión social y económica de la población rural.
Esa meta incluye alcanzar una gestión eficiente y sostenible del recurso agua, y garantizar la seguridad y estabilidad jurídica en el acceso de recursos agrarios, así como el aumento de la infraestructura y tecnificación de riego. De igual manera, se requiere la expansión de mercados complementarios de créditos, seguros y servicios agropecuarios, el fortalecimiento de la capacidad de investigación e innovación tecnológica, la mejora de las capacidades productivas y empresariales, y la articulación de los mercados y cadenas de valor.
Estamos ante un primer paso que busca el fortalecimiento y potenciación de la agricultura, esencial para la alimentación de una nación y del mundo.