Especialistas de la Estación
Experimental Agraria Santa Ana del INIA recomendaron la siembra de semilla de
avena forrajera INIA 901 Mantaro M15 como alternativa frente a la ausencia de
lluvias que se registra en las zonas altoandinas de Junín y Huancavelica, se
informó.
Fuente y foto: Agencia Andina
Sostuvieron que el cultivo de
avena forrajera es ideal también para hacer frente a la degradación de los
suelos agrarios.
Mediante el presupuesto por
resultado PPR 089, en una parcela demostrativa, ubicada en el centro poblado de
Utushuaycco, en el distrito de Huando, en la provincia y región Huancavelica,
donde se afronta una preocupante carencia de lluvias.
Los técnicos, tras una charla
técnica, demostraron la forma de sembrado de la citada semilla que se adapta
perfectamente a un suelo pobre de nutrientes y carente de agua.
Previamente se explicó que es
muy importante realizar el análisis de suelo para conocer la calidad del
terreno, a fin de incorporar un adecuado abonamiento y fertilización para
obtener una buena producción de forraje verde.
La jefa del Programa de
Innovación Agraria en Pastos y Forrajes del INIA, Ciria Noli Hinostroza,
explicó que “estamos viendo en las zonas altoandinas suelos degradados porque
no han tenido en cuenta la rotación de cultivos; además porque las praderas han
sido sobre pastoreadas, y en otros casos por el nivel del terreno donde hubo
escorrentía”.
Remarcó que la semilla de
avena forrajera semilla INIA 901 Mantaro M15 es producto de un trabajo de
investigación de 15 años. “Esta avena es netamente para zonas altoandinas,
desde los 3,200 hasta 4,300 metros de altitud para forraje que ellos necesitan
para la época donde no hay pasto; en cambio, para granos o semillas es más para
los valles”, explicó.
Para evaluar la producción sin
asistencia técnica que realizaron los agricultores de Huancavelica y la
instalación de cultivos con tecnología del INIA, los especialistas se trasladaron
al anexo de Tapana cerca de Izcuchaca y haciendo una comparación notaron una
notable diferencia, en el primer campo de 1,200 metros se obtendrá por lo menos
2,000 kilogramos de habas y en el segundo de 1,500 metros, trabajado por los
agricultores de la zona, menos de la mitad.
Otro aspecto relevante que
esta vez salió a relucir es la producción de abono orgánico que obtienen los
agricultores de Huando, quienes utilizan el estiércol de sus animales que
reúnen en sus cobertizos y preparan técnicamente a fin de devolver nutrientes a
sus tierras de cultivo.
Ramón Alfonso Mollehuara,
presidente del comité conservacionista de Utushuaycco dio a conocer que este
material orgánico se logra con el guano de vacas, ovinos, cerdos, gallinas; así
como el aditamento de melaza de caña, ceniza, paja, roca fosfórica. “Tenemos
ocho cobertizos y en cada uno hemos reunido 30 sacos de abono orgánico”,
subrayó.